Historia del Museo
Breve historia de nuestro museo
El Museo Nacional colegio nacional de escultura
La creación del Museo Nacional de Escultura se remonta al año 1933. En la primera sede elegida para su ubicación, el Colegio San Gregorio y la capilla funeraria de su fundador, Fray Alonso de Burgos, se logró reunir e instalar un importante conjunto de esculturas y pinturas que, procedentes del antiguo Museo Provincial de Bellas Artes, constituyeron su núcleo inicial.
En las siete decadas transcurridas desde entonces, han sido mucho los cambios que la institución ha debido asumir. El importante crecimiento de sus colecciones, unas mayores exigencias en el cumplimiento de las funciones de conservación e investigación, un fuerte incremento de su actividad cultural, la necesidad de nuevos servicios de atención al público... han obligado a ampliar su superficie con edificios adyacentes (Palacio de Villena, Casa del Sol...) y a abordar un programa de renovación de infraestructuras y mejora de instalaciones museográficas que actualmente está siendo aplicado a su sede principal, el Colegio San Gregorio.
La colección
La colección del Museo Nacional de Escultura está integrada por un extraordinario conjunto de escultura y pintura de los siglos XIII al XIX que permite apreciar la evolución formal de la plástica hispana a lo largo de los siglos Gótico, Renacimiento, Manierismo, Barroco y Rococó.
Los ricos fondos que la componen son una muestra elocuente de la calidad que alcanzaron las formas artísticas en nuestro país, expresión viva de un complejo entramado de relaciones internacionales, de circulación de influencias y artistas geniales que dieron como resultado un magnífico conjunto patrimonial.
El núcleo primitivo de esta colección procede de los conventos desamortizados de Valladolid y su entorno. La transcendencia histórica de la ciudad en épocas pasadas, está en el origen de la importancia de las creaciones artísticas atesoradas por esta vía, producto de una larga tradición de mecenazgo y protección de las artes. A estas aportaciones hay que añadir donaciones, depósitos y, sobre todo, adquisiciones del Estado orientadas a completar una visión global de la escultura española con todos sus matices, dentro de unos límites geográficos que exceden los peninsulares.
Retablos, sillerías, monumentos funerarios, pasos procesionales... son algunas de las tipologías a las que pertenecían en origen este importante conjunto de obras. Los variados materiales en los que fueron realizadas (barro, piedra, bronce y, sobre todo, madera policromada) se nos presentan hoy como privilegiados vehículos de las ideas, sentimientos y emociones de la sociedad en la que se gestaron.
Las peculiaridades de la escultura en cuanto a tipologías (retablos, sillerías corales o escultura funeraria) y también en lo que se refiere a materiales (madera, bronce, piedra, marmol o marfil), alcanzan en España uno de sus puntos álgidos con el uso de la madera policromada, una auténtica síntesis de las artes, de volumen y color, de esfuerzo por lograr mayor verismo y transmitir auténticas sensaciones.
La secuencia cronológica permite conocer lo que supuso en cada periodo, la evolución de los géneros artísticos como reflejo de la sociedad en la que se creó. Importación, comercio, talleres locales y corrientes estílisticas dieron lugar a formas singulares llenas de interés.